A estas alturas de la película es una obviedad afirmar que los medios en papel están sufriendo un batacazo terrible en lo que a ventas de ejemplares se refiere. La evolución en el porcentaje de penetración en el último estudio de EGM indica claramente el drástico descenso de la prensa y revistas editadas en papel y al aumento exponencial de Internet como soporte en donde los lectores obtienen información.
Los cambios en las costumbres de los lectores, que en muchos casos están usando como dispositivos principales de lectura smartphones y tablets, han acelerado este cambio y, salvo excepciones, parece que los medios están tardando demasiado en adaptarse a este nuevo comportamiento, sin ofrecer apenas novedades o variaciones en el contenido que ofrecen al consumidor de información.
¿Significa este fenómeno la desaparición por completo del papel como soporte editorial? En las últimas semanas he tenido la oportunidad de escuchar de primera mano dos opiniones que, si bien no son totalmente contradictorias, aportan una visión diferente en ese sentido. Por una parte, Ángel Fernández, fundador y director de la publicación JotDown, comentaba recientemente en una ponencia en Evento Blog (EBE, Sevilla) cómo, a pesar de haber puesto en marcha una publicación digital sin apenas experiencia, habían logrado que fuera rentable, pero en ningún caso renunciaban al papel. ¿Por qué? Según sus palabras «los lectores demandan contenidos de calidad y con una extensión que Internet no permite, ya que en ese medio nos hemos acostumbrado a leer artículos cortos y en diagonal». Si algo caracteriza a esta publicación es su estética vintage, una cuidada encuadernación y la publicación de artículos y entrevistas de miles de caracteres de extensión que hace las delicias de miles de personas cada mes. Y lo más importante, es rentable.
Por otra parte. Pedro J. Ramírez, fundador de Diario 16 y de El Mundo, afirmó la semana pasada en un encuentro en Las Palmas de Gran Canaria que el papel está condenado a extinguirse, y que dentro de unos años miraríamos con extrañeza a alguien que estuviera leyendo contenidos en ese soporte. Ramírez no tuvo reparos en defender la necesidad de que medios y periodistas se acerquen al lector y de que desaparezca la comunicación unilateral entre estros actores. Ramírez sentenció también que «las ideas, las opiniones, las noticias…ya no necesitan el papel. Aquél que esté en posición de dejar de imprimir antes será el que triunfe a la larga». Por último, Pedro J. insistió en la necesidad de que los lectores tengan una implicación más profunda con el medio: «que no solamente sean lectores, sino socios y se sientan parte del proyecto».
En mi opinión, las afirmaciones de uno y otro se complementan. No comparto la visión tan catastrofista de Pedro J. acerca del papel, ya que si bien es un soporte que cada vez vende menos, quedan muchos románticos que prefieren el olor a imprenta. Si no, echemos un vistazo a las tiendas de discos: a pesar del descenso de número de unidades vendidas y de la crisis en el mercado discográfico, los grandes almacenes y tiendas especializadas han vuelto a poner a la venta los discos de vinilo, un tipo de soporte que se pensaba casi extinto pero que ha vuelto a ganar adeptos en los últimos años. En este contexto, Jotdown es un buen ejemplo de que, si ofrecemos calidad, buenos contenidos y, en definitiva, ofrecemos al lector lo que demanda, un determinado soporte no tiene por qué morir, sino evolucionar y quizá empezar a ser apreciado por un segmento mucho más específico.
¿Qué ocurrirá entonces? ¿Hacia dónde va el papel como soporte de información y entretenimiento?
6 comentarios
Se ha observado una tendencia clara entre las revistas de que si tienen sentido en papel. No se trata de sentimentalismos sino de otras formas de leer. El papel ya no es a la noticia tanto como el análisis. Personalmente creo que lo más inmediato queda para la red y la reflexión, para el papel. Muy buena aproximación, Óliver.
Muchas gracias Silvia. Sí, es algo en lo que, a pesar de los puntos de vista diferentes, coincidían las dos personas a las que hacía referencia en al artículo: los lectores demandan análisis, profundidad y reflexión sobre la noticia y no tanto la noticia en sí misma.
El acceso a las noticias en sí mismas es más fácil que nunca, y por eso los medios no deben quedarse ahí. Es una magnífica oportunidad para que el periodista muestre su buen hacer, y un punto de inflexión para que los medios cambien su concepto de de publicación.
Estoy de acuerdo, aunque no para todos los productos es válido. Por ejemplo, las famosas revistas de videoconsolas y videojuegos, creo que ese espacio ya ha sido absorbido por Internet
Hola, muchas gracias por pasarte y comentar. Conozco bien las revistas que mencionas, fui consumidor habitual de ellas en tiempos pasados. Efectivamente, Internet se ha convertido en un espacio perfecto para ese tipo de publicaciones. Se trata, en todo caso, de un target bastante específico que puede pasarse 15 minutos leyendo detenidamente un análisis extenso de un videojuego.
En este sentido, webs como Meristation han suplido a las revistas precisamente porque el lector de publicaciones sobre videojuegos demanda contenidos amplios y muchas veces la lectura del análisis de un juego influye en la decisión de compra de ese producto.
Saludos!
Todavía les queda mucha vida pero, obviamente, debido a las nuevas tecnologías y al mal estado del medio ambiente, nos veremos a obligados a convertirlo en objeto casi de lujo.