Leía el otro día que una pequeña agencia de publicidad de Murcia con nueve empleados, Germinal, ha sido una de las sorpresas del sector en 2011, tras ganar el premio Sol de Platino por la campaña Pastillas contra el dolor ajeno para Médicos sin Fronteras.
Es sólo un ejemplo de cómo en un sector tan competitivo como el de la publicidad, pero también en el de la comunicación y otros tantos, grandes organizaciones e incluso multinacionales líderes apuestan por el talento y la calidad del servicio de las pequeñas agencias. Y no se trata de una apuesta por una idea genial o un éxito puntual, sino de años de trabajo conjunto con buenos resultados.
¿Cómo convencer a una gran empresa para que se decida a contratar a una pequeña agencia? Nos lo han preguntado muchas veces y se me ocurren muchos argumentos, pero lo cierto es que nunca hemos tenido que convencer a un potencial cliente de los beneficios de trabajar con una agencia pequeña, porque lo tienen claro antes de llegar: la agilidad, la capacidad de adaptación, la mimetización con el cliente, la calidad y cercanía del servicio y la ausencia de procesos establecidos.
Estas capacidades, que te exige cualquier cliente pequeño, se valoran cada vez más en las grandes empresas.
Con esto no pretendo decir que las pequeñas agencias sean la solución para todos los escenarios. Las grandes tienen un perfil de cliente muy definido y su valor está en la capacidad de su red para llegar a distintos mercados, pero también es una realidad que sus enormes estructuras y su burocracia interna pesan.
¿Qué opináis? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia con agencias grandes o pequeñas?
Socia directora
Silvia Albert in company